La antigua iglesia de San Agustín está asentada sobre los restos de la primitiva iglesia de San Pelayo (mediados del siglo XVI), formando parte del Monasterio de San Zoilo. Dicho monasterio desaparece a mediados del XIX y la iglesia pasa a convertirse en parroquia auxiliar de San Julián, celebrándose en ella uno de los cultos más populares de la época, las Flores a María.
Fue rehabilitada hace años por un particular, el toresano Javier Vila, arquitecto técnico aparejador, miembro fundador de la Asociación Española de Gestores del Patrimonio y patrono de la Fundación González Allende. Las titánicas obras de rehabilitación gracias al empeño y esfuerzo económico de Vila dieron como resultado la excepcional construcción que encontramos ahora, sorprendente tanto desde el exterior con su magnífica fachada, como en el interior, con su capilla restaurada.
Actualmente la iglesia alberga de forma excepcional celebración de eventos como, presentaciones o exposiciones, como los que ha habido hasta el momento, para dar el uso menos agresivo posible, ayudando al mantenimiento del edificio.